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Picana eléctrica: una cuestión difusa

  • Foto del escritor: Bajo la Lupa
    Bajo la Lupa
  • 29 nov 2018
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 5 dic 2018

Las armas de descarga eléctrica se suelen adquirir para la autodefensa. La ley es poco concreta con respecto a su letalidad, por lo que las situaciones en las que podría provocar la muerte o lesiones permanentes no son taxativas.

Ante el creciente uso de armamento de uso civil para autodefensa, se indagó sobre uno de los elementos que se suelen comprar con este fin: la comúnmente conocida como picana eléctrica, que técnicamente es un arma de descarga eléctrica.


Un arma de descarga eléctrica es, básicamente, un elemento compuesto por dos electrodos por el que circula una corriente eléctrica continua, pero pulsada, que aplicada al cuerpo humano produce una variedad de efectos, desde contracción de los músculos hasta quemaduras, en diferente grado. Algunas tienen un regulador de tensión, lo que reduce la potencia con la que el pulso eléctrico entra al cuerpo humano.

La regulación de un arma de descarga eléctrica descansa en el decreto 395/76, reglamentario de la ley nacional de armas y explosivos, que las prohíbe en el caso de tener efectos letales y las veta para el uso de las fuerzas de seguridad, clasificándola como arma de uso civil. Sin embargo, no se explaya en cuanto a qué voltaje se permite ni en qué momento o en qué situaciones una picana pasa a ser un arma letal.


Para comprobar si era posible adquirir una picana y bajo qué condiciones, se compró una a través de la plataforma de e-commerce Mercado Libre, con una cuenta no personal. La que se compró viene en una caja con nomenclatura en idioma inglés, con un instructivo en el mismo idioma, un estuche para portarla y un cargador de batería.


Las especificaciones del producto venían impresas tanto en la caja como en el instructivo y el cuerpo del arma, pero presentaban variaciones en cuanto a su voltaje, por lo que se realizó una serie de estudios sobre la misma con un tester en el Laboratorio de Alta Tensión de la Universidad Nacional de Córdoba, para verificar cuál era la nomenclatura correcta.


El día que se hizo la prueba del arma de descarga eléctrica, se hicieron dos mediciones: una con el aparato semicargado y otra luego de cargarlo completamente. En el primer caso, el voltaje que arrojó la picana fue de 5200 voltios y en la segunda medición arrojaba un promedio de 10 mil voltios, con picos de 12 mil.


Roberto Suárez, técnico electricista del Laboratorio de Alta Tensión de la Universidad Nacional de Córdoba, afirmó que la circulación de corriente eléctrica en el caso del cuerpo humano genera “contracción de los músculos, puede producir un paro cardíaco, y puede también parar el diafragma y cortar la respiración. Además, puede provocar quemaduras en la zona que se aplica”, especificó.



En forma inmediata, los efectos que puede producir son aturdimiento, contracción, falta de respiración, y algún efecto electroquímico en la sangre en la zona aplicada, profundizó.


Además describió que estos efectos se determinan, principalmente, por dos factores: la zona de aplicación de la descarga y, “dependiendo de la persona, hay un promedio de impedancia o resistencia de las personas. No todas tienen la misma resistencia, por lo que los efectos pueden ser mayores o menores”, relativizó.


En el caso de la zona de aplicación de la descarga, Suárez explicó que el efecto es distinto si la corriente pasa por las dos manos o es aplicada en un sector puntual. El primer caso es el más grave porque la corriente pasa por el corazón y puede ocasionar un paro cardíaco. Si es en un lugar específico, como un músculo de una pierna o un brazo, se produce la contracción del mismo y la gravedad del choque eléctrico es menor.


También dijo que el equipo puede tener mucha tensión, pero si la corriente que circula no tiene potencia, cae rápidamente y no se mantiene constante, entonces el efecto es menor.


Todo esto fue posible verificarlo con Ronald del Águila, ingeniero electrónico y profesor adjunto de Instrumentación Biomédica, de la facultad de Ingeniería Biomédica de la Universidad Nacional de Córdoba. El profesor añadió que bien diseñada, un arma de descarga eléctrica no debiera causar un daño permanente.


Además, Del Águila detalló que los efectos de la corriente eléctrica varían según el contexto ambiental y la persona que recibe la descarga. "Si tenés la piel seca, si tenés una herida y atravesó la piel, las resistencias van cambiando. 12 mil voltios van a generar una sensación desagradable, pero no significa que te haga daño físico" por sí sola.


El ingeniero agregó que la corriente eléctrica tiene una frecuencia de 50 hertz, que es en la misma frecuencia donde trabajan los pulsos del sistema nervioso humano. Si el umbral "está alrededor de 10 mil voltios en en los que se empieza a sentir la corriente. Luego de 20 mili voltios ya empezás a tetanizar", en referencia a la contracción de los músculos que se producen cuando circula corriente por ellos, lo que produce un endurecimiento de los mismos.


"Hay personas que pueden llegar a ser mas sensibles que otras a la corriente. Los humanos tenemos un amplio rango de características en las que son compatibles. En el promedio, las cosas funcionan así", puntualizó, para concluir que lo que hace daño es la intensidad de la corriente, medida en amperes y no en voltios, aunque la intensidad de la corriente que se aplique a un cuerpo dependerá de la resistencia que ese cuerpo ofrezca a la circulación de la corriente.



Ronald Del Águila, profesor adjunto en Instrumentación Biomédica, UNC.

Otros factores


Por otro lado, y según Roberto Suárez, hay otras cuestiones que pueden influir, como la naturaleza de la corriente eléctrica. La corriente alterna tiene un ciclo de 50 hertz, es decir, cada 10 milisegundos cambia de polaridad, lo que hace un efecto distinto que la corriente continua. Esta última circula en un solo sentido.


Si se aplica corriente alterna en un músculo humano, el mismo podría contraerse y relajarse constantemente, si el músculo tuviera la capacidad para soportarlo. Si la corriente aplicada fuera continua, el músculo se contrae hasta que se corta la circulación de la corriente, explica el técnico.


Una picana como la que se adquirió produce pulsos de corriente continua. Es decir, se aplica una tensión continua, y se corta sucesivamente, lo que produce la paralización en un músculo humano.


En conclusión, y según el experto, una descarga de 5200 voltios no sería letal dependiendo de la potencia y el tiempo de aplicación. Si esa descarga se aplica de forma continua y con buena potencia, es letal. Ahora, si se aplica en forma pulsatoria, como en el caso de la picana, entra en juego el tiempo de aplicación.


Si se recibiera una descarga determinada, “si el corazón late con una frecuencia y el pulso dura más que esa frecuencia, el corazón se para porque está mucho más tiempo parado hasta que recibe el siguiente pulso del cerebro para trabajar. Si se aumenta el periodo, se contrae y queda rígido, por lo tanto no bombea sangre a las distintas partes del cuerpo”, detalló Suárez.

 
 
 

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